jueves, 29 de septiembre de 2011

30S Ecuador. Falso Golpe de estado. Informe de de Fuerzas Armadas

Señor presidente, ¿quién ordenó lo que usted no ordenó? 
Por: Emilio Palacio
Cada vez es mas evidente el engaño...




Este artículo revela lo que el Presidente quiere tapar, incluye el informe


Informe del rescate del 30-S 

Ni golpe ni secuestro, 
pero sí rescate armado

Lo primero que llama la atención es que el documento en ninguna parte habla de intento de golpe de Estado sino de una "sublevación de la Policía Nacional" y de "una paralización de sus actividades".

Tampoco se habla de secuestro. Se dice siempre que el señor Presidente de la República se encontraba "retenido", no secuestrado, por miembros de la Policía Nacional.

Pero esos son detalles que por ahora no son decisivos. Vayamos al punto fundamental, el que a todos interesa: ¿Quién dio la orden de intervenir?

Cita 1 documento militar 30 S 

Leamos. A las 17:30 (5 y 30 de la tarde) "El Sr. Presidente en base a contacto telefónico, dispone al Sr. Ministro de Defensa Nacional y al Sr. Jefe del Comando Conjunto, que se proceda a rescatarlo".

Disponer, según el diccionario de la Real Academia Española significa: "Deliberar, determinar, mandar lo que ha de hacerse".

En otras palabras, según este documento, el Presidente mandó que lo rescaten. No ordenó pero sí mandó. 

¿Se intentó primero una negociación con los secuestradores, como se acostumbra en ocasiones? De ningún modo. El documento aclara que "el ingreso del personal debía realizarse con rapidez para obtener la sorpresa".

Cita 2 documento militar 30 S
Es decir, había que actuar sin previo aviso, para que los secuestradores no pudiesen reaccionar.

¿Se pensó en algún momento que sería un rescate pacífico? Tampoco. El informe explica que en la intervención militar del Hospital se aplicaría "la disuasión y el principio de masa".

En el léxico militar, para los que no lo sepan, el principio de masa es el que enseña que se debe procurar una completa superioridad de fuerzas en el sitio del combate, en el momento oportuno y con el máximo de energía. 

En otras palabras, atacar, combatir y disparar con fuerzas de combate superiores a las del enemigo.

Se dispuso, por tal motivo, que "parte del personal debía llevar armamento letal en caso de ser necesario su empleo de acuerdo a la situación en el área de rescate".

Esto último también se pudo redactar así: Los militares dispararán a su arbitrio o buen juicio, a discreción, según las circunstancias que encuentren en el lugar.

Armados para una guerra

El informe detalla que participaron 900 hombres con armamento de combate y que los dispositivos bélicos incluirían 9 carros blindados VCI, 9 carros 105MM y 20 carros mecanizados.

Cita 3 documento militar 30 S 
 El equipo pesado, sin embargo, no se lo pudo emplear -explica el informe- debido a que se estimó su llegada para las 23:00 "desde la ciudad de Riobamba e Ibarra respectivamente". 

Observen estos tres tanques equivalentes a los que se pensó emplear para el rescate en un hospital lleno de civiles inocentes.

Tanque AMX-VCI Latrun 
Tanque AMX-VCI Latrun

Tanque Cascabel 
Tanque Cascabel

Tanque EE-11 Urutu 
Tanque EE-11 Urutu

¿Un rescate sin comandante en Jefe? 

¿Acaso el Presidente, comandante supremo de las Fuerzas Armadas, no supo de los detalles militares de la operación?

El documento revela que "se coordina, tanto en forma personal como vía telefónica con elementos de la seguridad personal del Sr. Presidente".

Es decir que los custodios del Presidente se reunieron con los jefes militares y juntos decidieron cada paso. 

¿Pero le informaron los custodios al Presidente? Saquen ustedes sus propias conclusiones. Decidan quién ordenó disparar el 30 de septiembre. 

Y si se consideran incapaces de hacerlo, o temen que los lleven a juicio, trasládenle conmigo la pregunta al economista Rafael Correa Delgado. Señor Presidente, ¿quién ordenó disparar contra el Hospital de la Policía el 30 de septiembre ya que usted no lo hizo?


viernes, 23 de septiembre de 2011

30s Ecuador NI SECUESTRO NI GOLPE DE ESTADO

¡NI SECUESTRO… NI GOLPE DE ESTADO… NI CONSPIRACIÓN…!
PARTE I
El oficialismo viene aseverando: Que fue un intento de derrocar al Presidente Correa y de asesinarlo y su Ministro del Interior dice que: Se quiso atentar contra la vida del primer mandatario, con un trasfondo de conspiración. También justifican manifestando que: En Alianza País y en el gobierno, se corroboró una vez más su liderazgo". Es fundamental conservar la calma, y no perder de vista los móviles que causaron esta insubordinación, para que con mente fría y con conocimiento de sus causas, se puedan emitir criterios y juicios de valor que expresen, sin eufemismos, lo que aconteció en el Regimiento Quito, cuartel de la Policía Nacional y posteriormente en el Hospital de la misma Institución.
Se manifiesta que fue un secuestro…Debe quedar claro para la opinión pública, que quien asistió al mencionado regimiento, por su propia voluntad, fue el Presidente; inclusive como lo dice su asesor Francisco Latorre nadie le asesoró para que acudiera al sitio, pese al riesgo que ello conllevaba. Este era un problema para los fusibles, como se acostumbra llamar en política, a los Ministros que se desempeñan en cualquier cartera, dentro de un gobierno. El caso presente, les correspondía al Ministro del Interior y al Comandante General de la Policía. A través de los medios de comunicación independientes, nos pudimos informar de la actitud intemperante y nada conciliadora del Presidente de la República, que de manera desafiante, y en forma histriónica y descontrolada, se arrancó la camisa y desafió a los elementos insubordinados de la Policía a que lo maten, para convertirse en mártir, develándose así, el poco conocimiento que este señor tiene sobre las cualidades que debe poseer un líder, un político y sobre todo un estadista. No es un líder, porque el líder siempre se encuentra al servicio de su gente y no se sirve de ellos, sino que su ejemplo, sus actitudes y expresiones son rápidamente escuchadas y atendidas, cosa que no sucedió con la policía, sus subalternos, con los cuales se jacta de tener una buena relación. No es un político, porque no conoce que dentro del oficio, no siempre se puede ganar. En el caso de la ley del Servicio Público, debió haber negociado, llegar a un acuerdo, o simplemente, dar atención a la petición que le formulaban y el caso hubiese estado cerrado. No es un estadista ni colegislador, porque como Presidente, no entiende los problemas del Estado, no es un elemento ponderado sino que constantemente degrada a las otras funciones del Estado, como la Asamblea Legislativa y solo permite que la misma cumpla simplemente sus caprichos, sin permitir que con argumentos y debates, incluyendo los de la oposición, se pueda entregar un documento consensuado en beneficio de la Nación y la República.
Como consecuencia de su tozudez, como es costumbre en él, desató la ira contenida del personal de tropa de la Policía, que perdiendo sus estribos procedieron a lanzar gases lacrimógenos y a agredir a los presentes, debido al cansancio que sentían por los engaños de los politiqueros y a que no estaban dispuestos a aceptar, una vez más, que un demagogo pretenda hacer lo mismo. Luego de haber sido conducido al Hospital de Policía, a fin de que se recupere del efecto de los gases y con la idea de continuar el show, se declara secuestrado, dando a conocer su peligrosa situación en cadena nacional continua e indefinida de radio y televisión –secuestrando verdaderamente, de esta manera, a la libertad de expresión, que a partir de ese momento quedó conculcada y reducida a su particular veleidad-. Desde aquí hace un llamado con todos sus Ministros a sus coidearios a movilizarse para rescatar a su Presidente del Hospital de la Policía (NO CUARTEL). La burocracia no se movilizó, pero sí estuvieron presentes los incondicionales. Pasadas ya algunas horas, la Policía decide hacerle una calle de honor para que salga a Carondelet, pero el megalómano, demagogo y populista, prefiere un rescate sangriento, violento e irresponsable, decidiendo y disponiendo la movilización de las Fuerzas Especiales del Ejército, que desde tempranas horas de la tarde empezaron a concentrarse en el Colegio Militar de la Ave. Orellana, a fin de preparar una salida espectacular, para que a sangre y fuego pudiera ser rescatado. De muy poco valor o importancia fueron, para su egolatría, los sacrificios de gente joven, que en cumplimiento de su deber, debieron ofrendar sus vidas por él. Como tampoco le preocuparon los enfermos que se atendían en las clínicas particulares y en los Hospitales, Metropolitano y de la Policía, a sabiendas de que su decisión, estaba prohibida por la Corte Internacional de La Haya, debido a que este tipo de acciones bélicas, son consideradas crímenes de lesa humanidad. Por lo tanto, quienes ordenaron y cumplieron la disposición, deben ser considerados criminales y procesados internacionalmente.
PARTE II
No le importó utilizar y enfrentar a las Fuerzas Armadas y a la Policía, en un deprimente espectáculo bélico, para saciar su sed de venganza y fortalecer su vanidad -tan venida a menos por no saber gobernar-. No le afectó el hecho de dejar viudas y huérfanos en humildes familias, después de tan bochornoso y arcaico espectáculo que trajo como resultado 9 muertos y 278 heridos (hasta el momento). No le preocupó proyectar una imagen internacional del país, pobre y llena de vergüenza, prefiriendo dar rienda suelta a su egocentrismo y megalomanía.
Se habla de un golpe de Estado… El Presidente y todo su gobierno, no tienen la menor idea de lo que significa aquello, pues simplemente se trató de un grupo de policías que se insubordinaron para exigir una homologación justa, a sus remuneraciones, condecoraciones y estímulos a sus méritos, ya que no pueden ser considerados como servidores públicos, una vez que no tienen horarios fijos y están sujetos a peligros y riesgos propios de la profesión. ¿De qué golpe de estado se habla…? Si el Jefe de Estado jamás fue reemplazado, si las Fuerzas Armadas estuvieron siempre a su servició y sobre todo, siempre él ejerció el poder y nunca dejo de dar disposiciones. Órdenes y disposiciones que nos llenaron de vergüenza a los ecuatorianos, por la pobre imagen que recorrió el mundo, y porque fueron consecuencias del capricho de un caudillo totalitario que claramente presenta actitudes del síndrome de Hubris. Lo que se desprende de este show mediático, es que él percibía que su popularidad estaba muy venida a menos, teniendo a los indígenas, trabajadores, estudiantes, profesores, universidades, servidores públicos, jubilados, policías, militares, etc., etc., en constantes protestas; debido a esto tendrían que crearse las condiciones propicias para montar un escenario a fin de que su imagen saliera fortalecida, -y hasta es posible que lo haya conseguido, ¡pero a qué costo, Sr. Correa!- un precio muy alto y que llena de vergüenza al país, pero no por eso pretenda siquiera pensar, que se han cicatrizado las heridas.
Lo que queda claro de este montaje, es que los objetivos que perseguía el Ejecutivo, a más de lo anteriormente manifestado, era sacar las leyes que le interesaba, por el Ministerio de la Ley y no debatidas por la Asamblea, además de intentar que las Revocatorias a su Presidencia y la de sus incondicionales -entiéndase el Alcalde de Quito- se vean menguadas. Los gobernantes y aún más los demagogos, tienen que entender que los problemas políticos deben ser solucionados políticamente y no con las armas, como se deduce de este trágico desenlace, que esperamos nunca más se vuelva a repetir y sobre todo, nunca más se vuelvan a utilizar mañosamente a instituciones cuyo deber es hacer cumplir la ley, el orden y que son responsables de la defensa interna y externa del país, para enfrentarlas entre sí.
Se quiere dar la impresión de que se trata de una conspiración, urdida por la oposición. Todos los estadistas entienden que es necesaria la oposición, pero en este caso la Función Ejecutiva y la Revolución Ciudadana, consideran que la misma debe ser eliminada para poder concentrar, bajo su poder, todas las funciones del Estado y que las mismas actúen de acuerdo a su particular forma de pensar. No es posible prescindir de la oposición ya que su presencia evita que los gobernantes abusen del poder, incumplan los ofrecimientos de campaña y sobre todo previene la corrupción, que en el caso de este gobierno, es tanta, que sería imposible mencionarlas todas y que ya Emilio Palacios lo manifestó en un editorial, a las que habría que agregar muchísimas más.
Los hombres de honor y de dignidad, entendemos que cuando a alguien se le ha perdido el respeto o la confianza, lo mejor es dar un paso al costado y dejar que continúen personas que aún mantienen en alto estos valores, pero en el presente caso del Presidente de la República, esto no se va a dar, ya que su capricho, megalomanía y su egocentrismo, no le van a permitir. Se hace necesario en el futuro que por lo menos abra el diálogo, sea más plural y sobre todo aprenda a escuchar, incluyendo a la oposición. No crea que su gobierno está lleno de virtudes, Presidente…; es un gobierno corrupto, divisionista, concentrador, totalitario, paternalista y con escaso crecimiento económico.
Ojalá reflexione y pueda dormir tranquilo, Presidente, porque estas acciones fraguadas por usted y su partido, para elevar su imagen y la de su gobierno, tarde o temprano tendrán que ser juzgadas.